Hace tirabuzones con su pelo enrulado del lado
izquierdo durante un rato, y, me acerco
porque sonríe, porque resulta
gratificante ver a alguien sonreír en la ciudad,
a solas, como si hubiera decidido que
lo externo no va a invadir su estado de ánimo.
El agua, a
pesar de la creciente cerril no llegó hasta la orilla, pero se respira en el
ambiente a borbotones como un sudor espeso.
Hace frío y
me pregunto por qué habrá decidido sentarse
justo en el medio de un banco tan largo y me respondo inmediatamente que yo, hubiera
optado por sentarme en uno de los extremos, ya
sea que esperase a alguien, o no.
Es poco el abrigo que lleva puesto dada la escasa temperatura de este
septiembre extraño.
El viento ribereño
juega con sus rulos y parecen
disfrutar del clima. Me digo que el sol
agudo y húmedo del mediodía
no le ocasiona ninguna incomodidad por los lentes oscuros que me impiden ver su mirada. Me impiden
ver si me ha visto o no. Me
impiden saber si sus ojos son café o
celestes o verdes o miel. Chispeantes o
abstraídos. Me pregunto si he de hablarle para escuchar su voz y me
digo que no tengo derecho alguno a interrumpir eso que le pasa y que tanto parece disfrutar.
El agua,
acaso por la hora, ha comenzado
a retirarse y huele a septiembre, extraño pero septiembre
al fin, con su inconfundible aroma.
Enciendo un cigarrillo, sigo observando su figura
y su pose que en todo sentido
contrasta con lo circunspecto de esa
poca gente que va y viene quien sabe
hacia dónde sin percatarse de su existencia.
Ni de la mía. Se recuesta en ese
banco largo con un desinterés envidiable
y, al colocar sus
manos delgadas cruzadas bajo la nuca, parece haber encontrado la
posición ideal para continuar
inmutable, acaso en un mundo de sueños o
tal vez en un mundo de realidades inasibles.
El agua con su sonido líquido en movimiento ha variado su curso, su presencia constante, ahora
se desdibuja.
Miro el reloj y
sólo atino a encender otro cigarrillo para regresar mientras me doy
cuenta del tiempo transcurrido que no ha pasado.
3 comentarios:
Una pincelada de cierta situación cotidiana, que lleva el misterio de no decirnos si los personajes son hombres, mujeres, o un hombre y una mujer, sin saber tampoco cuál es cuál.
Muy bien escrito, me gustó. Felicitaciones.
Un relato en el que el tiempo no pasa. El transcurrir esta dado por el pensamiento del protagonista. Me gust'o mucho Adeli, diferente y bien escrito.
Un BF.
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