jueves, 22 de marzo de 2012

A UN CUENTO


Quiero aprehenderte libre
y que te entregues
a mi lectura sin tutor,
ignota de tu origen

Que me permitas conocerte,
recrearte, descubrirte
a mi manera construirte
aunque estés hecho,
en el sentido hondo de una esencia
y la existencia de una forma
propia, tuya
y mía.

No me digas por qué.
Dejá que vuele
Que mis alas desplieguen con tu fondo
con tu forma de ser
de ser, así como eres
o sos.
Porque soy como soy, aunque no sepas
y no sé por qué tanto me asombras,
sin distinguir al tú y al vos, conmigo
Porque así, como con vos contigo,
que es lo mismo,
O no,
Con nadie puedo serlo.

miércoles, 21 de marzo de 2012

DÍA DE LA POESÍA.

 
El Día Mundial de la Poesía es tributo a la palabra poética propuesto en el año 2001 por la Unesco, se celebra cada 21 de marzo (equinoccio de primavera) con el propósito de consagrar la palabra esencial y la reflexión sobre nuestro tiempo. Este evento que fortalece la cultura en nuestro planeta se realiza en importantes capitales del mundo como París, Ámsterdam, Berlín y Bogotá. En Europa es llamado Primavera de los Poetas y en Colombia la Común Presencia de los Poetas, por ser instituido por la Fundación que lleva el mismo nombre, la cual trabaja desde hace dos décadas en la promoción del universo poético en Hispanoamérica.

Con numerosos eventos y lecturas múltiples se realizan actos en diversas latitudes del planeta para celebrar tan importante evento por este género de la literatura, por esa extrema forma de percepción de la vida. La UNESCO lanzó al mundo el siguiente comunicado para avalar la conmemoración del día mundial de la poesía al instituir ese legado para el mundo:

«Es evidente que una acción mundial a favor de la poesía daría un reconocimiento y un impulso nuevo a los movimientos poéticos nacionales, regionales, e internacionales. Esta acción debería tener como objetivo principal sostener la diversidad de los idiomas a través de la expresión poética y dar a los que están amenazados la posibilidad de expresarse en sus comunidades respectivas.»

Unesco
La importante celebración en Bogotá es una de las más concurridas del mundo y cuenta con lecturas de más de 20 poetas de reconocimiento internacional y con la asistencia de cuatro centenares de personas que realizan un brindis por la poesía. En lugares emblemáticos de las más importantes ciudades del mundo se efectúan maratones poéticas celebratorias. En París (Vaca Azul y otros recintos), Berlín (Puerta de Brandeburgo), Bogotá (Gimnasio Moderno), La Plata (Pasaje Dardo Rocha), Bilbao (Café Boulevard de Bilbao), Ámsterdam, México, D. F., y La Habana, donde los poetas se reúnen el 21 de marzo en parques y grandes auditorios para dar a conocer su voz profunda y visionaria inspirados en la espera de un mundo mejor para todos, en Venezuela diversos grupos celebran este día en un evento que se ha llamado como Atentado Poético Venezuela, en el cual distintas personas salen a las calles de las principales ciudades del país a regalar la mayor cantidad de poemas posibles y realizar recitales espontáneos.

Extraído de Wikipedia.

martes, 20 de marzo de 2012

SOBRE

Me decidí a ir cuando recibí la foto por correo.  Por correo y desde hace años, sólo recibo en casa facturas a pagar, publicidades  y algunas revistas  como resultado de alguna suscripción de la que al poco tiempo me arrepiento pero aún así, por desidia no me desuscribo.  Habíamos tomado esa foto en el mejor momento de la relación. Fueron buenos momentos casi todos y nunca nada es perfecto,  sí sé que hubieron momentos mejores que otros como sé también que las intransigencias provocan estragos. Y los estragos demuelen en un santiamén lo que pudo haber sido.  
 Bebíamos nuestras copas de  vino frente al mar en esa posada solitaria que habíamos elegido y sentíamos  que el mundo era nuestro y que lo nuestro era el mundo, excluyendo al resto. En la terraza, además de nuestras voces bajas que delataban esa clase de intimidad  que con nadie se comparte, mientras cenábamos esas delicias regionales, sólo se escuchaba el rumor de las olas suaves de junio cuando el aire es tibio y la brisa de la noche dulce  y simple y todo acontece como si fuera inalterable.
Me decidí a ir, sí, cuando recibí la foto, porque de otro modo no se me hubiera ocurrido, por lo  que despertó en mí, y,  porque ese “para que me recuerdes”, sencillamente me gustó. Me gustó  su arranque,  ese atrevimiento  insólito, después de tanto tiempo. El tiempo hace que, los desrecuerdos –como diría Alejandro–, intenten vaciar el contenido y limpiar lo indefectiblemente cuasi fatal ocurrido en otros días, pero también lo ciertamente irrepetible por lo hermoso de días previos. El desrecuerdo no acontece naturalmente, se instala por decisión de las lesiones originadas en el corazón o en la razón, que necesitan ser curadas para  poder seguir.  Y la gran aliada es la voluntad  que implica siempre esfuerzo para desrecordar. Hasta que un día cualquiera, después de innumerables días,  se recibe una foto “para que me recuerdes” y vuelve ineludible sólo lo  grato: la mirada abarcativa, el abrazo especial, sus pasos lentos  hundiéndose en la arena y el juego sano de hacer el amor bajo las estrellas en ese instante eterno; el valle descubriendo la luna adormecida del amanecer y las glicinas trepando el alambrado con sus racimos violetas; la tranquera pintada de blanco  y el sendero por donde caminábamos tantas veces riéndonos, y otras, comunicándonos  en un silencio de sueños.
La foto, me hizo recordar  sus manos y las mías de entonces  en los remos,  la mirada interrogante y fiscalizadora de aquel día, el sol abrasador malvado y cruel del sur.  
La foto, cuando la recibí, me hizo recordar y  percibir el paisaje todo desprovisto del marco temporal. Quizá también, por eso fui, por el recuerdo del barco de papel plateado que naufragando, dejamos ir entre las aguas frías.

miércoles, 7 de marzo de 2012

ELIPSIS

Se detuvo otra vez  aislándose de la  realidad  para mirar  al detalle   lo único que quedaba sobre el escritorio. El globo terráqueo.  La miel acuosa de sus ojos,  la blancura cuidada y húmeda de su cutis,  la asimetría  prolija, lineal y desafiante del corte  de su pelo lacio ahora rubio,  y esos aros colgantes que  vallaban con libertad  el largo de su cuello,  el cigarrillo consumiéndose  entre sus labios creando   volutas cerúleas y su respiración reflexiva, hicieron  que recordase  aquel  día.
Se había detenido  frente a la ventana  de la cabaña apenas  entreabierta y, como si el resto del universo  no existiera,  sin pestañear observaba  a través de ese hueco diminuto que daba al exterior.  Había fijado   su  retina en la silueta larga del lahuán. Un afuera inmenso  impregnado de  olores húmedos con suelos agrestes habían cautivado su atención, y,  la cercanía del lago aturquesado pincelaba el ocaso. Todo estaba ahí en ese cuadro invisible: la muerte y la vida, lo eterno y lo efímero,  la pasión y el desgano,  el amor, la amistad,  la furia y la calma, las broncas y los desatinos,  su historia toda, los sueños, las búsquedas eternas, los desaciertos y  los colores que mienten, las miradas truncas, los gestos vacuos; a lo lejos  el sol escondiéndose en su propia rutina, gigante, menguando su lumbre, desvaneciéndose. Tan llano y primario, tan fuerte,  tan simple su declive. Tan azul. 
Azul como  el océano, que al este y al oeste del Meridiano de Greenwich, al sur del Ecuador, baña las costas quietas de una esfera  sin base ni soporte, sepia. Sin luz.


Fin